A veces creemos que la vida se trata de continuar haciendo lo mismo, eso que creemos que nos haría felices. Vivimos pensando en lo que sería estar donde queremos estar y quedarnos ahí para siempre, como si nada mas existiera. Pero la vida se encarga una y otra vez de demostrarnos que no estamos aquí para quedarnos estáticos, sino que estamos aquí para ir de una estación a otra.
Si, porque cada estación trae con si un pedacito de vivencia, esa que nos mantiene latiendo y que nos recuerda que aún aquí seguimos. Como cada estación es importante y necesaria en el planeta, de igual manera lo son las experiencias. Que cada una viene trayendo algo nuevo, algunas un poco amargas quizás, pero que nos dejan un gran aprendizaje.
El despedirme del verano me hace pensar en la importancia que es darle la bienvenida a los cambios, porque ciertamente con el adiós del calor que nos ha dejado una piel tostada y caliente, me toca acariciar la frialdad de una brisa matutina que me obliga a refugiarme en una taza de té que me refuerce las ganas de seguir en búsqueda de mis sueños.
Pero al final de cuentas los cambios son los que me van a llevar a ellos! Porque estando en la misma situación todo el tiempo no podré expandir y abrir nuevos caminos, o mejor aún no podré estar a solas con mi ser para poder determinar mi próximo paso.
Por eso cada día aprecio mas los cambios que me presenta la vida, porque al final de cuentas ella mejor que yo sabe lo que necesito para llegar a donde debo llegar. Y si nos toca cambiar de estación es porque nos toca vivir momentos nuevos y diferentes!
