Hay momentos en que la vida te muestra la magia justo
frente a tus ojos y si te dejas llevar te encuentras justamente ahí, en el
medio viviéndola. Algo asi me paso el sábado pasado, cuando la banda donde toca
Sean (mi esposo) se presento a tocar en vivo frente a un inmenso grupo de
personas, e instantáneamente empezó a llover. Las gotas caian y la música sonaba,
la gente bailaba y la tierra vibraba. Era un momento de gloria. Con cada gota
de lluvia que caia sobre mi cara yo me sentía mas unida con el todo, mi alma,
mi mente y mi cuerpo se sentía en total armonía. Miraba a mi alrededor y seres
que amo estaban ahí, presenciando ese momento mágico conmigo.
Cierro los ojos y aun puedo sentir la energía que
corria esa noche. Pensaba en mi niñez cuando en las calles de mi urbanización,
alla en Ciudad Bolivar, se llenaban de lluvia y mis hermanos, amigos y yo salíamos
de nuestros techos a celebrar y bailar bajo la lluvia. Miraba al cielo y no podía
creer que me estaba banando con agua de su vientre. Me sentí bendecida. Mi
cuerpo solo bailaba porque era lo único que podía hacer para expresar la magia
que salía de mi corazón.
Fue justo en ese momento cuando sentí una vez mas mi conexión
con el todo, comprendi que mi cuerpo vino a expresar una magia que solo el alma
conoce y que debo dejar vivir todo lo que de esa energía fluye.
La magia se presenta en muchas maneras, solo hay que
reconocerla y vivirla al máximo.
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